Dicen que hay dos Españas. El país de las ciudades y la de los pueblos. La España de la política entre izquierda y la derecha. La del norte y la del sur. La de la monarquía y la república. Dos caras de la misma moneda, que intentan habitar en un mismo espacio y no siempre con la mejor convivencia. Una España plural que dificilmente ha sido y será una, grande y libre a pesar de tenernos sojuzgados durante cuarenta años.
Hay otro tipo de "dos" Españas. Las del elemento radiotelevisivo y por tanto para un estudio sociológico. La España del "Sálvame" y el "Salvados". A pesar de su semejanza en la raíz, diferentes cono polos opuestos. Aquellos que prefieren relajar las neuronas por contra de quienes quieren exprimirlas. Las del pasotismo contra las de la implicación social.
Sería complicado que la gente no supiese de qué va cada programa. Ambos han conseguido capitalizar dos tipologías muy diferentes de espectadores y casi que de personas. Por un lado como abanderado de una estirpe de programas, "Sálvame". Un espacio televisivo con colaboradores que vacían de contenido la palabra periodismo. Un programa enclavado en una cadena que ha puesto en peligro la inteligencia de las personas en demasiadas ocasiones. Una política empresarial de su ente madre discutible, que ha hecho realmente daño a parte de una generación. A mi entender que ha descendido hasta los infiernos el nivel televisivo ofrecido en nuestro país. La apología del "todo vale". El éxito fácil ligado al músculo sin cerebro. Debates ganados según el volumen de voz y no por los matices de la argumentación. La intrascendencia de vidas privadas de gente que no han tenido más éxito en su vida que la de tener unas horas, días o meses compartidas con gente famosa. El amarillo y el rosa entremezclado hasta llegar a un gris oscuro, casi negro.
Por otro lado el lado incisivo de "Salvados". El querer saber más. El periodismo a base de contrastes y preguntas incómodas para todos. La ironía y la inteligencia para poder extraer cada unos sus propias conclusiones. Temas candentes. De actualidad. Incómodos. Molestos. En ocasiones con un cariz demasiado cargante, pero sin duda recomendables. Preguntas sabiendo las posibles respuestas y por tanto poniendo en un brete al entrevistado. El enfrentamiento contra el propio espejo de la sociedad. Las incoherencias frente a los hechos. Los titulares. Las obviedades nunca demostradas. Agilidad en los tempos. El humor como línea argumental a pesar de los pesares. Periodismo.
Nunca me ha gustado la definición de las dos Españas. Unos y otros formamos este espacio compartido en el que coexistimos. Y debemos hacerlo desde el respeto, la libertad y la tolerancia. Todos y todas. Encefalogramas planos y eminencias doctoradas. Todos tienen (tenemos) nuestro pequeño espacio si somos capaces de comprendernos y tener paciencia. Ahora bien, si me pusieséis en un compomiso y me hiciéises elegir entre una de las dos Españas, entre la del "Sálvame" y la del "Salvados", sé cual no me gustaría que perdurase. Por higiene mental. Por futuro. No hace falta especificar mi respuesta. Tal vez sea la de muchos. Eso espero.