dilluns, 27 de maig del 2013

Las dos Españas: Salvados vs Sálvame

Dicen que hay dos Españas. El país de las ciudades y la de los pueblos. La España de la política entre izquierda y la derecha. La del norte y la del sur. La de la monarquía y la república. Dos caras de la misma moneda, que intentan habitar en un mismo espacio y no siempre con la mejor convivencia. Una España plural que dificilmente ha sido y será una, grande y libre a pesar de tenernos sojuzgados durante cuarenta años.

Hay otro tipo de "dos" Españas. Las del elemento radiotelevisivo y por tanto para un estudio sociológico. La España del "Sálvame" y el "Salvados". A pesar de su semejanza en la raíz, diferentes cono polos opuestos. Aquellos que prefieren relajar las neuronas por contra de quienes quieren exprimirlas. Las del pasotismo contra las de la implicación social. 

Sería complicado que la gente no supiese de qué va cada programa. Ambos han conseguido capitalizar dos tipologías muy diferentes de espectadores y casi que de personas. Por un lado como abanderado de una estirpe de programas, "Sálvame". Un espacio televisivo con colaboradores que vacían de contenido la palabra periodismo. Un programa enclavado en una cadena que ha puesto en peligro la inteligencia de las personas en demasiadas ocasiones. Una política empresarial de su ente madre discutible, que ha hecho realmente daño a parte de una generación. A mi entender que ha descendido hasta los infiernos el nivel televisivo ofrecido en nuestro país. La apología del "todo vale". El éxito fácil ligado al músculo sin cerebro. Debates ganados según el volumen de voz y no por los matices de la argumentación. La intrascendencia de vidas privadas de gente que no han tenido más éxito en su vida que la de tener unas horas, días o meses compartidas con gente famosa. El amarillo y el rosa entremezclado hasta llegar a un gris oscuro, casi negro.

Por otro lado el lado incisivo de "Salvados". El querer saber más. El periodismo a base de contrastes y preguntas incómodas para todos. La ironía y la inteligencia para poder extraer cada unos sus propias conclusiones. Temas candentes. De actualidad. Incómodos. Molestos. En ocasiones con un cariz demasiado cargante, pero sin duda recomendables. Preguntas sabiendo las posibles respuestas y por tanto poniendo en un brete al entrevistado. El enfrentamiento contra el propio espejo de la sociedad. Las incoherencias frente a los hechos. Los titulares. Las obviedades nunca demostradas. Agilidad en los tempos. El humor como línea argumental a pesar de los pesares. Periodismo.

Nunca me ha gustado la definición de las dos Españas. Unos y otros formamos este espacio compartido en el que coexistimos. Y debemos hacerlo desde el respeto, la libertad y la tolerancia. Todos y todas. Encefalogramas planos y eminencias doctoradas. Todos tienen (tenemos) nuestro pequeño espacio si somos capaces de comprendernos y tener paciencia. Ahora bien, si me pusieséis en un compomiso y me hiciéises elegir entre una de las dos Españas, entre la del "Sálvame" y la del "Salvados", sé cual no me gustaría que perdurase. Por higiene mental. Por futuro. No hace falta especificar mi respuesta. Tal vez sea la de muchos. Eso espero.

dilluns, 20 de maig del 2013

Cuatro obviedades

No por muy sabida, una obviedad es menos cierta. Esa es una de las máximas que muchos debieran aprender y que nosotros no debieramos olvidar. En un mundo cada vez más ilógico, donde la coherencia en ocasiones parece ausente; donde el "tweet" y el titular prevalece por delante del razonamiento y la veracidad, hoy daremos la vuelta a la tortilla y volveremos a enumerar evidencias que parece que a algunos se le olviden. Cuatro solamente. Podríamos citar mil, pero sería demasiado farragoso para todos. Empecemos:

- El aborto no es una conjura internacional para reducir la población; a pesar de que el contestano obispo de Alcalá Reig Plà así lo afirme (link) . Es más, lo que también es obvio es que el Ministro de Justicia quiere volver a épocas preconstitucionales con su nueva Ley del Aborto (link). Una decisión unilateral que afecta a la libertad de cada mujer para decidir dentro de los plazos preestablecidos por la ley. Cabe recordar porque parece que se olvida o que a algunos se lo tomen a la ligera, que el aborto es una decisión dura y que no se toma a la ligera. Que no se hace por gusto y a la carta. Que cuesta. Pero que es personal y así debe de continuar siéndolo. Pensamientos como los de varios senadores y congresistas republicanos estadounidenses tales como Mourdock o Akin justificando hasta las violaciones para evitar la regulación abortista en ese caso concreto (link), son sólo el siguiente paso. Un paso excesivamente peligroso.

- La Violencia de Género es una amenaza real, diaria y debiera considerarse terrorismo machista, a pesar que Toni Cantó, sin tener la más remota idea, ponga las cifras en duda (link). Precísamente este pasado viernes tuve la suerte de poder compartir unas horas con el ex-Delegado del Gobierno de España para Violencia de Género Miguel Lorente. En su charla demostró con datos la peligrosidad de este tipo de Violencia, que ha causado centenares de muertes en España en los últimos años (así de crudo). Muchas más que las de terrorismo, sin tener el mismo peso, ni la misma consciencia social que ésa. Volver a plantearnos y a cuestionar los datos objetivos, a condescender con los titulares de las noticias, con los actos del día a día y con afirmaciones capciosas, es darle vida a una situación que debemos erradicar.

- La política de recortes no es la solución a la crisis. De ésto no hacía falta ninguna constatación. La vivimos todos los días. La sufrimos de hecho. Nosotros mismos, familiares nuestros, amigos y conocidos. Sin seguridad en el trabajo, sin el pan asegurado y sin las perspectivas de ingresos extras; no nos atrevemos con razón a invertir más allá de las necesidades básicas. El Gobierno parece no atender a razones y parece que camina de la mano de Europa. Una unión de paises ahora subyugada por la presión de un único país como lo es Alemania, que pide sangre y exige cabezas de forma deshumanizada y desalentadora. Pero si esa constatación, la de la inutilidad de los recortes para reactivar la economía la teníamos presente todos, ahora además se demuestra gracias a un estudiante de Massachusetts (link). Si le hiciésemos caso, mejor pintaría nuestro futuro próximo.

- España es un estado aconfesional. Y por desgracia ésta es una gran obviedad puesta en tela de juicio. La nueva Ley de educación en que equipara saber de catolicismo a las matemáticas, asignándole un valor equitativo a cualquier otra materia, y además obligando su estudio; parece (porque lo es) una nueva forma de dogmatización de los más jóvenes. Añadamos la posibilidad de que cada español marque con una X su dación de renta anual, privilegio que no tienen otros colectivos; que no pagan el IBI de sus bienes inmuebles (que no de sus templos); que tampoco pagan IRPF o IVA, que no se contentan con evangelizar sus dogmas, sino que además pretenden politizar su iglesia o unos cuantos más (Concordatos,etc.). Todo ese cóctel da al traste la primera frase, que está recogida en la Constitución del 1978 en el artículo 16.3. Carta Magna que siempre recalco su necesidad de renovación. Debieramos por tanto darle efectividad a esa frase primigenia, y quien sabe si ampliarla hasta la palabra "laica", deseada por muchos, entre ellos yo mismo.

dilluns, 6 de maig del 2013

¿Tiene límites la libertad?


Es una de las preguntas que subyacen en mi cabeza a través de un acto puntual acaecido en las fiestas de mi ciudad; donde en una representación teatral por las calles, el capitán y máximo exponente de las huestes mahometanas sacó un coro representado por esclavos y esclavas ataviados con un niqab. Para quienes no conozcan qué ropa es ésta, tengamos en la mente un burka; la cabeza y cuerpo absolutamente tapados y con una rejilla que permite a duras penas ejercer el derecho a la vista. Un niqab simplemente difiere en que quita esa misma rejilla. A partir de esa acción y esa pregunta base del título, he querido desarrollar una reflexión.


Y la primera debe ser la esencial: ¿somos libres? Y lo primero que me viene a la mente es un NO. Una negación que no dejaré vacía, que argumentaré. Para empezar una persona es esclava de sus propias limitaciones. No hay una libertad ilimitada en el plano personal. Por un lado, porque necesitamos realizar unas funciones básicas para poder sobrevivir: respirar, comer… Pero además, el reconocimiento de una libertad ilimitada haría imposible la convivencia humana, por lo que son necesarias e inevitables una serie de restricciones a la libertad individual, llamadas normas de convivencia. Esas mismas que se incluirían en una definición base del tipo: “La libertad se define como el derecho de la persona a actuar sin restricciones siempre que sus actos no interfieran con los derechos equivalentes de otras personas”.

La libertad comporta por tanto una responsabilidad. Una responsabilidad para con nosotros mismos y para con nuestros coetáneos. Sean de nuestro propio entorno, como aquellos que no viven cerca de nosotros. Y una responsabilidad que debe transformarse en compromiso. El compromiso hacia una mejora del mundo en que nos ha tocado vivir. 

Si mi libertad decae en una vida banal y llena de libertinaje ¿soy libre optando por hacer mal las cosas? ¿Las malas decisiones que utilice por ese uso de la libertad pueden afectarme obligándome a ser esclavo de mis actos, y por tanto comportando una pérdida de albedrío? Sin duda. Es por ello que respondo la pregunta primigenia: SI tiene límites la libertad, unos límites morales, los de la responsabilidad.

Pero además me pregunto si es efectivo dejar en nombre de la supuesta “libertad” rienda suelta a todo tipo de exclamaciones, afirmaciones y actuaciones. En ese caso, también he de nombrar otro NO, el segundo de esta reflexión en voz alta. Un NO que no me gusta dar. Y una pregunta sobre el caso puntual citado o sobre cualquier otro que se nos ocurra: ¿es libertad poder hacer publicidad (y no precisamente en plano de denuncia) de un acto que humilla y coarta la misma libertad, en este caso de las mujeres?

Por entrar en otro plano he buscado el término “libertad” en varias publicaciones. Esas mismas inciden en la libertad de conciencia y de pensamiento que todo hombre debe procurar hacia sí mismo y hacia los demás. Es decir, que en la otra frontera de los NOES que he dedicado, entiendo que todo debiera poderse hablar, debatir, promocionar e incluso satirizar. Y más en cultura, aunque sea cultura del pueblo, de unas fiestas populares. Y por eso mismo, el filo de la navaja entre una afirmación y la contraria es muy fino, puesto que puede llegar a ser muy personalista y nunca definido con exactitud. 


Cada cual debido a las circunstancias personales, la educación previa, el arraigo popular, la influencia familiar o simplemente la misma zona de nacimiento determinará qué libertad ha palpado y vivido, y por tanto asumido como normal. Cuales son los límites de la libertad que entendemos a nivel personal. Sin duda, en más de un caso podremos entrar en contradicción. Por tanto, me viene otra pregunta a la cabeza: ¿somos por tanto libres de poder definir dónde termina la libertad? Nuevamente y por desgracia, mi respuesta es un NO. 

Y vuelvo a la explicación. En nuestro país y en nuestro tiempo vemos normalizadas por costumbre una serie de cuestiones que simplemente con cruzar un pequeño y estrecho mar cerrado llamado Mare Nostrum, serían impensables. ¿Pero es nuestra libertad mejor? ¿Es esa la deseada, la bucólica y soñada libertad? ¿No sería acaso aquella que nos haga ejercer nuestro librepensamiento privándonos de las cargas morales y dogmáticas que desde tiempos inmemoriales nos lastran? Evidentemente. 

En un mundo imperfecto no puede haber nunca libertad, sin la libertad de conciencia. Sin la ausencia de egocentrismos y vanidades. Sin poder proyectar nuestros sueños y compartirlos. Si no podemos elegir qué camino tomar, aunque nos equivoquemos. Sin provocar con nuestra libertad individual, la libertad de los demás. Y tampoco, sin la denuncia constante hacia las injusticias y agresiones.

Finalizo, pero lo hago con una contradicción a mi primer planteamiento. SI podemos ser libres. Durante todo mi argumentario he estado repitiendo a mi pesar varios NOES. Pero hay un gran SÍ que debemos perseguir en pro de la verdadera libertad. 

Promover la cultura, la educación, la bondad, el amor hacia los demás y la solidaridad nos hará más libres que ayer. Esa es nuestra meta. Cada paso que ha dado la Humanidad ha sido un paso hacia la libertad. Hemos pasado de ser esclavos a ser todos iguales, sin distinción de raza, sexo o religión. De no ejercer el derecho al voto, a que todos y todas puedan elegir su gobierno. De poder escoger la prensa que nos gusta y hasta disfrutar de los libros que nos apetezcan. La Libertad, como motor del Progreso de la Humanidad.
Si bien será complicado conseguirla plenamente, sí que podemos convertir lo que antes se llamaba tiranía, en democracia. Lo que antes era desprecio e ira, tornarlo en tolerancia. Y eso es ser más libres que ayer. Es conseguir la verdadera libertad en el tiempo que nos ha tocado vivir. 

Somos libres para pensar que hay un mundo mejor. Somos libres para actuar de forma correcta en cada decisión que tomemos mejorando nuestro pequeño o gran entorno. Y somos libres de soñar que podemos conseguir todos los objetivos que nos propongamos.

Cito para finalizar la frase del que fue Presidente de la República Española, Manuel Azaña: “La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres”.