dilluns, 17 de desembre del 2012

Supervivencia (política)

Aquellos quienes estamos metidos en política de forma circunstancial y temporal, vemos el tema de la renovación política en los cargos públicos y/o de confianza como una forma necesaria para preservar la ilusión de la militancia, de aquel quien gobierna y del que se mantiene en la oposición. Pero sobre todo y más importante, se renueva el contrato de la ilusión con la ciudadanía. Sin duda y como decíamos, la parte esencial del contrato por la mejora de la democracia y la supervivencia de un marco de respeto entre todos y todas.

Pero no todo es de color de rosa. No siempre la renovación de la ilusión permanece en los partidos políticos. En este preciso aspecto hay verdaderos supervivientes políticos, de los que pasan los años y se mantienen sin el menor rubor en el mismo sitio de siempre. Soy de los que opinan que alguien no debería de permanecer en un mismo cargo intitucional o de confianza durante más de dos legislaturas. No es sano para la misma democracia, ni debiera de ser lógico. Los que entendemos el servicio a las personas como un servicio necesario pero con fecha de caducidad, necesitamos de savia nueva, que aporte nuevas ideas y que empuje a los que no evolucionen. 
 
Hay "supervivientes" (por llamarlos de alguna forma) en todos los partidos políticos. Profesionales de la política, se les podría nombrar. Posiblemente el caso más llamativo es el de Rosa Díez, quien ahora abandera la denominada renovación democrática, cuando ella está en puestos institucionales desde el año 1979 siendo entonces diputada foral de Vizcaya: no cabe mencionar que evidentemente continúa cobrando del erario público hasta el día de hoy. De hecho, en el momento en que se vió relegada a un segundo plano en otro partido político, fundó el suyo propio, uno personalista, del cual dicen maneja a su antojo y acalla a quien se muestra en contra de sus decisiones (léase las escisiones de grupos enteros de gente en Cataluña, los pucherazos de Valencia, las marchas de iniciadores del proyecto como Mikel Buesa, etc.). Si atiende a sus propias reclamaciones, no podrá optar a volver a presentarse como candidata por su partido. Ya os digo yo que la veremos nuevamente por el Congreso, a pesar de sus peroratas dogmáticas.

Ejemplos hay para dar y regalar. Quiero recordar que Rajoy, nuestro Presidente del Gobierno, es desde el año1982 servidor de lo público. Prácticamente sin variar sus funciones durante muchos años, que es a lo que íbamos, como diputado en el gobierno o la oposición. ¿No creen que lleva demasiado tiempo?. ¿Hace falta recordar en el Partido Popular a Fraga?. ¿Qué aportaba sus últimos años en el Senado?. Por otra parte los de la "izquierda verdera", no son una excepción. Si miramos a Joan Ribó, antes EU y ahora de la Coalición Compromís, vemos que también va saltando de un partido a otro, en el mismo sitio de responsabilidad durante 3 o más legislaturas. Ahora mismo se ha reconvertido cobrando erario público como concejal del Ayuntamiento de Valencia. En Izquierda Unida, por citar un caso, Llamazares también va dando sus tumbos desde el '91. Nadie se salva, por mucho que quieran decir lo contrario.

Como sabéis, milito en el PSOE y no somos ni mucho menos una excepción. Me hace especial gracia una declaraciones esta semana de Odón Elorza. Estoy de acuerdo en muchas de sus opiniones, pero creo que debería mirarse el ombligo antes de hablar. Ha sido alcalde de San Sebastián durante 20 años, y le dieron una salida digna cual cementerio de elefantes, en el congreso de los diputados, forjando ahora ahora una auto-pseudo-reputación como persona firme a optar por ser el protagonista de la renovación interna del partido... En fín. Tampoco es que el líder Rubalcaba ande muy sobrado, que ya fue ministro con González. Así que, debemos de repasar qué queremos y cómo queremos hacer las cosas.

Entre medias lo acostumbrado: luchas intestinas, egos, desilusiones, cuchillazos y cadáveres (políticos). Llevo más de diez años como militante y sólo un año y medio con un puesto remunerado. Y ya estoy pensando en la salida. Porque los sitios y los cargos no están marcados a fuego en las sillas. Nadie es imprescindible. La perdurabilidad de mi puesto irá en función a mi capacidad de trabajo (que no de amiguismo), y determinará si evolucionaré a otros sitios de responsabilidad, o (por lo que sea), me hará volver a casa.

La gente no quiere políticos supervivientes o políticos profesionales. Quien está en la calle, quien acude a los bares, quien trabaja en los polígonos industriales: lo sabe. Y nosotros, sobre todo los de la nueva remesa que venimos con las ideas claras, debemos de ser adalides y ejemplo de eso que decimos y proponemos. Dejemos de ser supervivientes políticos para convertirnos en supervivientes de ideas, de sueños, de ideales y del trabajo bien hecho en pro de todos nuestros ciudadanos. Cambiemos el chip. Evolucionar o morir.

La suerte, ya que siempre me quedo en lo positivo y además me gusta acabar con un testimonio que augure optimismo; es que la gente está cambiando ela mentalidad. Y la sociedad lo debe de saber. Hay jóvenes excelentemente preparados, con ganas de comerse el mundo, de querer mejorar su entorno y teniendo muy claros los conceptos de la nueva era que se avecina en el espacio político. Y otros jóvenes que no lo son de carnet de identidad, pero sí de corazón. Da igual la edad si el corazón es noble y joven. Meritocracia. Ilusión. Optimismo. Motivación.

Esperemos que esa supervivencia de los más viejos (nunca mayores de edad, sino siempre de corazón y motivación. Reitero para que quede claro), deje prosperar a los que abanderan la honestidad del que quiere hacer, sin esperar nada a cambio. Se conseguirá.