Estaba escuchando la SER como de costumbre y llegaban las noticias sobre Angels Barceló, Nicolás Castellano y Ángel Cabrera desde el punto candente del panorama internacional por desgracia, desde el Sáhara, desde El Aaiún. No eran buenas noticias. Les habían llevado a comisaría y pedido los pasaportes, además de acusado de delitos graves como por ejemplo el de entrar en el país de forma ilegal (evidentemente falso). Mientras me indigna esta situación reflexiono sobre los periodistas que han podido saltarse el bloqueo para mostrar al mundo lo que allí pasa. Para tratar de dar luz a la oscuridad impuesta por Rabat. Para contar lo que nos interesa. Para ejercer la libertad de expresión. En definitiva, para informar a tus padres, a tu amiga/o, a ti o a mi lo que ocurre realmente tras los rumores de numerosas muertes violentas y represivas en El Aaiún.
Y mientras escuchaba a Angels Barceló comunicar que se encontraban por ahora bien, pensaba: "Hay un indicativo de por qué esta cadena es líder de audiencia. Son los mejores". No es una valoración objetiva, lo sé. No es objetivo un tío como yo, que escucho la SER desde que tengo uso de razón y casi a todas horas. No lo soy... es lo que hay. Pero realmente pensar que una periodista consagrada y valorada como Angels, salga de la cabina radiofónica para calzarse las botas y colgarse la mochila al hombro y vaya al desierto a informar de primera mano... simplemente me llena de respeto y de admiración con mayúsculas lo que puede hacer gente de esa profesión magnífica que es el periodismo.
A partir de ahí empiezo a informarme de cosas, a meter en la balanza cuestiones, a estudiar otras tantas y finalmente a valorar lo extraído y exponerlo en este humilde blog para aquellos que queráis leerlo. No voy a entrar en valoraciones ahora mismo sobre lo que pasa en el Sáhara, que tendrá una reflexión posterior en este mismo espacio y de la que ya hemos avanzado una nota de prensa en el blog provincial http://jspv-alicante.blogspot.com/; pero sí de mi opinión sobre el periodismo. Y como de costumbre me paseo por Internet, el invento del siglo XX y de lo que va de XXI sin lugar a dudas.
Y navego entre las hojas de Wikipedia, de Reporteros sin Fronteras, de noticias del diario Mundo, de Europa Press, del País, del ABC, etc. Y me doy cuenta de que es difícil ser periodista. Rectifico, es muy difícil ser BUEN periodista, sobre todo a tenor de aquellos que profesan esa misma profesión y dicen nombrarse de igual forma que aquellos que desde la objetividad, la verdad y el trabajo constante hacen de este su trabajo. Y distingo a ver varios tipos de elementos absolutamente diferenciados dentro del mismo nombre genérico, y después igual con suerte nombraré unos cuantos que acierto a discernir.
Pero me quedo pasmado con unos datos que me tornan pálido a estas horas de mi tranquila y habitual madrugada. Los de este mismo año 2010. Se pueden encontrar en la portada de la web de Reporteros sin Fronteras, no hace falta indagar mucho más. Por ahora, en lo que va de año 37 periodistas y 2 colaboradores han muerto. 157 comunicadores y 9 colaboradores han sido encarcelados.Y además 113 ciberdisidentes han sido también arrestados por plasmar sus ideas mediante blogs como este. Confieso que este último término he tenido que buscarlo. Un ciberdisidente es aquel que expresa su libre opinión y la propaga mediante la red, como tu y yo que podemos hacerlo sin temor a que coarten nuestros criterios. Evidentemente, esto no forma parte del guión (con acento por ahora... guiño al cambio formulado por la RAE) en muchos de los paises con régimen autoritario.
Me quedo absolutamente anonadado cuando veo estas cifras. Vienen a la memoria José Couso, Julio Anguita Parrado, Ricardo Ortega o Julio Fuentes. Españolitos de a pie pero valientes corresponsales que lo único que hacían era informar y que vieron truncada su vida y la de sus familias por hacernos llegar aquellas primicias que en demasiadas ocasiones cambiamos con el mando porque no nos gusta ver, pasamos de página del diario sin apenas mirar la foto y prestamos menos atención de la debida. Y de nuevo me viene una intensa oleada de admiración hacia esos tipos que me informan a diario.
Pero como todo yin, hay un yang. Y la contraposición es evidente. Si por un lado hay periodistas que tratan las noticias con veracidad y perspectiva sea cual sea su opinión y tendencia política, hay otros que mienten a conciencia y envenenan el espectro informativo. Sí, por desgracia hay una caverna mediática. Mienten, difaman y censuran con el argumento de la libertad de expresión y prensa por bandera. Y tal y como una cosa da respeto y admiración, esta da repulsa y tristeza. Porque encima hay gente ávida de cotilleos amarillos que se dejan engatusar, y que la esperan como agua de mayo sedientos de sangre y vísceras. Estos especuladores de las crónicas sin rigor los veo sentados desde su tertulia u ordenador, frotándose las manos y buscando entre la basura algún resto con que dar a comer al monstruo creado, con una sonrisa macabra en la faz. Si, no debemos obviar que también hay periodismo de ese tipo. Por desgracia. Me da igual la tendencia que sea... aunque esencialmente viene del mismo retrógrado lado.
Y en otro lado del yang, recuerdo que hay tipos que sacan nuevas basuras, estas del corazón y se denominan también con el mismo término que todos los anteriores. Prensa rosa odiosa, de la de peor clase. Hablaba no hace mucho con una compañera y comentaba que muchos de los que estudian la profesión tienen como meta ser los nuevos Jorge Javier o las nuevas Belén Esteban (si la podemos denominar algo, tertuliana... Y soy excesivamente generoso con esta mujer de la que callo opinión porque, al final, es un mero juguete de Tele 5 al que le queda poco por romper. Y si no, al tiempo). Triste. No me gusta esta nueva especie de periodistas. Me resultan aburridos, odiosos, repetitivos... hienas del guiño fácil y el grito por única razón. No me gustan, no lo puedo esconder.
Me gustan aquellos que trabajan, por ejemplo, en un medio local sin apenas medios y que se esfuerzan por llenar las ondas, las páginas, las webs o las televisiones de contenido digno. Estoy de acuerdo con las palabras que leí ayer de José Ramón de la Morena y que a pesar de mi enervada vocación por la SER creo que son muy acertadas. De hecho sí, creo que las haré propias. Decía literalmente (según http://www.cadenaser.com/): "Estoy convencido de que el mejor periodista es alguien muy honrado que gana muy poco, trabaja muchas horas y ha tenido menos oportunidades que nosotros. A ese periodista anónimo es al que yo admiro".
Me gustan los periodistas que salen a la calle a buscar el reportaje, los que descubren cosas, los que son honrados, los que se informan y nos informan eficazmente. Los que lo son por vocación, los que tienen las miras amplias, los que indagan y rebuscan; los que nos divierten, los que nos dicen lo que piensan porque lo sienten así. Los que se pegan horas sin encontrar nada, los que cámara-micro-grabadora-libreta en mano escuchan a la gente y les dan voz. Los que se acuestan tarde y los que madrugan mucho. Los de los fines de semana y los de entre semana. Los que soportan estoicamente la censura y el desprecio de quien sea. Los que no se ven y que son técnicos, los que hacen los informes o suben las fotos a las webs; los que se divierten con su profesión... Me gustan los que entrarían es esta serie de tipologías y muchos más. Detesto a los que anteriormente he citado y que han tenido demasiado protagonismo ya en este blog y no lo merecen.
Pero hoy especialmente (y escucho en directo, ya forzados a salir de Marruecos por imperativo de Rabat) me dejaréis que admire a una excelente profesional, una mujer valiente y preparada como lo es Angels Barceló y a sus compañeros de travesía Nicolás Castellano y Ángel Cabrera. Merecen mi más sentido afecto y cariño.
1 comentaris:
No podría estar más de acuerdo contigo. Un profesor, uno de los primeros días de carrera, nos dijo a todos los de primero que sólo existían tres modalidades de estudiantes primerizos de periodismo: los que queríamos ser reporteros de guerra, los que querían dedicarse a deportes, y los que querían ser "famosos". Vaticinó que casi todos cambiaríamos de parecer durante la carrera (muchos descubriríamos el periodismo local, cultural, social...), pero que estaba seguro de que casi ninguno de los que querían dedicarse a la "prensa rosa" terminaría la carrera. Tenía razón. Y es que para ser Belén Esteban no hace falta estudiar mucho. Para ser Jorge Javier tampoco (simplemente hace falta controlar la capacidad oral y estar dispuesto a hacer el payaso durante toda tu vida).
Para ser Àngels Barceló necesitas vocación, intuición, entrega y muchos conocimientos. La carrera aquí ya sí que es necesaria.
Por cierto, soy de los que piensan que 5 años de carrera son demasiados, y que periodismo podría quedarse en 3 sin perder absolutamente ningún prestigio.
Un saludo, secre.
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